Fernando Urbina, ingeniero forestal, montañista y escalador, funcionario de la Dirección general de Aguas del Ministerio de Obras Públicas, regresó a Iquique luego de alcanzar con éxito su séptima cumbre sobre 6.000 m.s.n.m., la más difícil en su experiencia. Lo anterior, pese a los 6 fallecidos que van a la fecha esta temporada en la peligrosa “Cordillera Blanca” en Perú.
Su viaje comenzó el pasado 14 de julio hacia Lima y posteriormente hacia la ciudad de Huaraz en el corazón de la “Cordillera Blanca”, donde cientos de montañistas de todas las naciones llegan para probarse física, psicológica y técnicamente en estas escarpadas montañas de los Andes. Allí Fernando se reunió con Erasmo Gonzalez, su compañero de equipo y se gestionaron los últimos preparativos para las ascensiones.
Fernando Urbina explicó que su preparación se extendió por meses, debido a los accidentes y peligros de la Cordillera Blanca: “En la temporada 2017 fallecieron 2 compatriotas chilenos y un ruso tras ser impactados por una avalancha de bloques de hielo en el Nevado Pirámide de Garcilaso” (5.885 m.s.n.m.).
Agregó el montañista que el 30 de junio del presente año una avalancha acabó con la vida de un experimentado guía peruano y 2 montañistas de Gran Bretaña y Eslovenia en el Nevado Alpamayo (5.947 m.s.n.m.); “cerca de 2 semanas después, el 18 de julio, dos montañistas mexicanos fallecieron por un desprendimiento de hielo mientras descendían de la cumbre del Nevado Artesonraju (6.025 m.s.n.m.). Luego, nos enteraríamos que el 23 de julio otra avalancha dejaría a un porteador herido y otro fallecido en el Nevado Huascarán” (6.768 m.s.n.m.).
NEVADO TOCLLARAJU
Fernando Urbina ascendió en mayo del año pasado a la cumbre del Volcán Sajama (6.542 m.s.n.m.), la montaña más alta de Bolivia y este año un objetivo era conquistar, la montaña más alta del Perú.
“Sin embargo, conforme se sabían los accidentes, las condiciones inestables de la nieve y el clima muy variable para la temporada decidimos que el objetivo principal sería escalar el Nevado Tocllaraju (6.034 m.s.n.m.), el cual nos representa un desafió más vertical y difícil técnicamente como escaladores”, relató el montañista.
En su bitácora señaló que ”El Tocllaraju es un espectacular macizo piramidal que reina sobre el valle de Ishinca con su majestuosidad alba y perfecta. Es famoso por las innumerables visitas que recibe cada temporada; este nevado de atractivas laderas y aristas es coronado en su cumbre por un gigantesco hongo de hielo que obliga una escalada bastante vertical a 6.000 m.s.n.m. aproximadamente. Su cumbre no siempre es conquistada debido a la presencia de niebla, grietas y rimayas”.
La primera semana, los montañistas se establecieron en la Quebrada de Llaca para la madrugada del 18 de julio subir a la cumbre del Nevado Vallunaraju, por su cara oeste hasta alcanzar los 5.686 m.s.n.m. en su cumbre. De esta forma, aclimatarse a la altura y realizar practicas de escalada en hielo en el glaciar, lo que serviría como base y preparación para escalar el Tocllaraju.
Luego, la segunda semana se dio inicio al trekking desde el pueblo de Pashpa (3.540 m.s.n.m.) hacia el campamento base (4.350 m.s.n.m.) en el valle de Ishinca. “Luego, el ascenso propiamente tal, seria íntegramente realizado por nosotros, sin porteadores, ni guías. Esta es la forma más pura de ascender las montañas de forma deportiva; al contrario de otras expediciones donde los porteadores suben todo el equipo para que los montañistas/clientes estén más descansados el día de ascender a la cumbre; los guías además de conocer la ruta instalan cuerdas mediante estacas y tornillos en el hielo para sus clientes y así, hacer más rápido y seguro el ascenso. Nosotros en cambio, cargaríamos todo nuestro equipo sobre los 5.000 m.s.n.m para establecer el campamento alto a los pies del glaciar en la morrena (cuerdas, tornillos y estacas de seguridad, mosquetones, cascos, arneses, botas, crampones y piolets técnicos para la nieve, carpas, colchonetas, sacos de dormir y comida, entre otros). Allí derretimos nieve y descansamos un poco antes de salir la madrugada del día jueves 26 de julio rumbo a la cumbre”.
Fernando Urbina indicó que desde el campamento alto a la cumbre son unas 8 horas aproximadamente por el glaciar, serpenteando entre grietas y seracs (los que forman paredes en el hielo fracturado), generalmente hay que superar un par de tramos con pendientes sobre los 40°, donde es necesario progresar con bastante cuidado hasta subir al hombro noroeste. Luego, casi al final de la ruta hay una pared de nieve dura y hielo de cerca de 100 metros de altura con una pendiente de 70° los cuales hay que escalar y asegurar con cuerdas por lo complejo y vertical del terreno en caso de alguna caída. Finalmente, hay que escalar el hongo de hielo que corona la cumbre y que son unos 15 metros bastante verticales y luego por la arista se accede a la ansiada cumbre.
De regreso en el campamento base en el valle de Ishinca, la madrugada del día 28 de julio ascendimos a la cumbre del Cerro Urus Este (5.420 m.s.n.m.) por su variante directa glaciar sur para luego regresar a Huaraz satisfechos por los logros alcanzados.
“Hay que tener mucha experiencia, conocimientos técnicos, equipo profesional para dormir, cocinar y desplazarse en la montaña de forma segura, además de recursos para financiar los viajes, entre otras cosas logísticas como la comida y la hidratación que son muy importantes al hacer deportes en zonas remotas. Pero además y más importante aún, es tu compañero de cordada, con el cual estas unido por una cuerda y el único en quien confiar si sucede una caída o un accidente; hay que estar en niveles similares, tanto físicamente, técnicamente y psicológicamente, apoyándose constantemente y ¡ahí esta la gracia del deporte!”, reconoció el montañista.
“He conocido personas admirables que suben montañas, eso me ha inspirado a subir también. Espero que mi experiencia motive a otras personas a salir de su zona de confort y plantearse sus propios objetivos de acuerdo a sus capacidades en los distintos planos de la vida”.
Fernando Urbina, indicó que iniciaron la conquista del nevado Tocllaraju en la madrugada del 26 de julio, alcanzando la cumbre cerca de las 11 horas, junto su compañero de equipo Erasmo González”.
Ahora, el próximo desafío será volver a la Cordillera Blanca en Perú, para enfrentar el Huascarán, con una altura de 6.768 metros sobre el nivel del mar.